Tumbas Saadies, un oculto mausoleo de gran belleza arquitectónica. Uno de los rincones no demasiado conocido que no debes de dejar de visitar en tu viaje a Marrakech, en Marruecos, son las Tumbas Saadies.
Y digo rincón pues se encuentran en una zona que ha permanecido prácticamente oculta durante siglos, hasta que en 1917 fue redescubierto y abierto el acceso al mis.
Las Tumbas Saadíes las encuentras en la Kasba de la Medina de Marrakech y a 10 minutos de la Plaza Jemaa el Fna. Si entras a la kasba cruzando bajo la bella Puerta Bab Agnaou, en el lado sureste de la muralla de la Medina, justo enfrente te encuentras la gran mezquita de la Kasba, y a la derecha, por un estrecho pasaje, puedes acceder a este precioso rincón de Marrakech.
Origen y la construcción de las tumbas Saadíes
El origen de las Tumbas Saadíes de Marrakech se remonta a la época en la que la dinastía Saadí reinaba en Marruecos, entre los años entre 1524 y 1659. El sultán Ahmed El Mansour, también conocido como El Dorado, decidió construir en 1557 un mausoleo sobre la tumba de su padre, el cual es conocido como el Mausoleo de Lalla Messaouda.
Pero es con posterioridad cuando se decide construir otro nuevo mausoleo, este formado por tres salas unidas por puertas entre sí, y en el que la sala central, conocida como la Sala de las Doce Columnas, ahora nos muestra una decoración de increíble belleza.
Caída de la dinastía Saadí
Tras la caída de la dinastía saadí, el sultán alauita Mulai Ismail ordenó destruir todos los vestigios de los saadíes, lo que supuso la destrucción de palacios y otros edificios. Una muestra de ello lo verás si visitas el cercano Palacio El Badi, de cuya histórica pujanza apenas quedan las murallas.
En el caso de las Tumbas Saadíes simplemente se decidió ocultarlas, de forma que, hasta el citado redescubrimiento en 1907, el recinto de las mismas estaba oculto tras una puerta cerrada que se encuentra en la mezquita de la Kasba.
Cuando pasas por el actual acceso a las Tumbas Saadíes de Marrakech, entras en un recinto con una zona ajardinada (bastante descuidada) y completamente rodeada por unas altas murallas. Posiblemente veas una fila de visitantes; tendrás que ponerte a la cola pues están esperando para poder ver el mausoleo de la Sala de las Doce Columnas.
Esta sala de forma cuadrada con diez metros por cada lado, nos muestra uno de los rincones más bellos que vas a encontrarte en Marrakech. En el suelo verás varias tumbas Saadíes, pero la combinación entre las doce columnas de mármol de Carrara, el techo decorado de madera de cedro con relieves de oro, y la bella ilumación, te va a tentar a quedarte un buen rato apreciando su belleza arquitectónica.